Que Descarado

lunes, 28 de julio de 2014

Preparar una malteada

Ese cuerpo tonificado y bronceado que encontré en el parque al asomarme a la ventana, me hizo poner la meta de tenerlo a mi disposición; empecé a salir al parque a hacer ejercicio para acercarme a él, poco a poco fuimos iniciando conversación,  muy vanales por cierto, pero a veces toca aparentar algo que uno no es para echarse a alguien que uno quiere; esta meta me estaba costando mucho esfuerzo,  hacer ejercicio cuando nunca lo hago, escuchar a un baboso hablar de músculos, proteínas, marcas y calidad de bronceado, eran algo sumamente fastidioso, 5  minutos con él parecían 5 horas perdidas, aun así me lo aguanté hasta que en medio de la conversación resultó invitándome a su casa, la verdad no recuerdo a que se debía la invitación yo solo le seguía la corriente esperando que se callara. Su cocina estaba llena de envases gigantescos de toda clase de proteína o eso creo que era, preparó una malteada adicionandole un poco de cada cosa, yo estaba babeando ya de verlo en camisilla que dejaban a la vista muchos de los musculos de la espalda,  y esa sudadera de franela delgada que marcaba sus nalgas firmes y levantadas o cada vez que se detenía se arrecostaba contra el mesón y me proporcionaba una excelente morboseada de su pecho perfectamente bronceado y sus muslos trabajados arduamente, claro que no omitiré ese paquete que resaltaba en esa sudadera gris claro. Me gustan tus ojos, me dijo; corrió un escalofrío por todo mi cuerpo y no tengo idea como le respondí,  son para verte mejor; creo que yo ya estaba de todos los colores, me estaba convirtiendo en presa de mi presa; y esa boquita que tienes? Me preguntó,  no me dejé achantar y sonreí,  me dijo que ya sabía las maravillas que hace y la quería probar y que desde que vio mis ojos me había reconocido por unos vídeos que había llegado a publicar, me acerqué a él oliendo el sudor de su cuello y puse mis manos sobre su pecho o por lo menos la parte descubierta,  deslicé mis manos hasta tocar sus tetillas y luego mi lengua llegó a ellas, punta de mi lengua versus punta de su pecho, tenían un sabor saladito exquisito debido al sudor, ya no podía despegarme de ese cuerpo,  lamer ese sudor se convertía en la droga mas placentera,  su sudadera comenzó a latir al unísono con la mía, la madurez de ese banano lo hacía mas duro, lo que yo aprovechaba uniendolo al mio que reventaba por conocer su compañero; de pronto el tomó mi cara levantadola hacia la suya, me besó con firmeza regalandome una pequeña cereza que acababa de llevar a su boca; me retiré unos centímetros y unos segundos de su boca y cuerpo para quitarme la camiseta,  él hizo lo mismo con su camisilla y volvimos a estar probando el sabor de nuestras lenguas, seguimos quitandonos las zapatillas y la sudadera con el boxer incluido, esas vergas salieron disparadas como si hubieran estado en una carcel, su verga era de un tamaño que al verla pensé,  justo mi medida; era inevitable no cogerla, y sentir como lubricaba, me agaché para mamarla y con mi lengua sentí ese toque de sabor en su lubricacion, suave pero adictivo, lamí esa verga sintiendo su firmeza y contextura, deleitándome con el ingrediente principal de este hombre, un banano jugoso y duro que por nada del mundo uno morderá sino que se chuparia de punta a punta. Es cierto lo de tus videos, eres tan bueno mamando como te ves en ellos, me dijo; yo seguí chupando ese banano y gozando del nectar de su lubricacion,  de pronto él me tomó de los brazos y volvió a levantarme, premiandome con el dulce sabor de sus labios, luego me abrazó y me alzó,  yo entendí el mensaje y me agarré fuertemente de su cuello y de su cintura con mis piernas,  me llevó hasta la mesa y me acostó sobre ella dejandome en posición de pollo asado, el se agachó a escupir y lamer  mi culo mientras que con  sus manos buscaba su maletín, en el cargaba los condones, el tiempo que se demoró para ponérselo yo lo disfrutaba con su lengua ensalivando mi culo, luego se levantó,  ya su banano estaba en su punto, me punteo un poco antes de meterlo poco a poco, una vez que había adicionado este ingrediente esperó unos segundos gozando este culito apretadito, entonces prendió las velocidades, primero despacio moviendose suave mientras que me ponía a mil, luego yo impuse la siguiente velocidad aprisionandolo con mis piernas y cogiéndome de la mesa para batirme a lo que esta posición me permitía,  él con una de sus manos adicionaba estas mismas velocidades a mi verga amasandola al ritmo de la culiada, hasta que hubo un momento que con ambas manos me cogió de los muslos, otro mensaje que leí perfectamente,  seria la velocidad mas rápida,  yo seguí masturbandome para adicionar al mismo tiempo la lechita, se movía tan rico y rapido que cada vez lo metia hasta el fondo sus huevos se estrellaban tan delicioso que me provocaba levantarme y hacerme una tortilla con ellos,  pero hay que reconocer que no hay mejor forma de consumir huevos que estrellados en las nalgas cuándo se tiene un buen banano dentro; él apretó mis piernas mientras que me lo metía hasta el fondo y con toda la lechita,  yo gozando con ese banano dentro suspiré y eyaculé sobre mi ombligo. Buscó un poco de papel de cocina para limpiarnos, luego agregó algunos cubos de hielo a la malteada, la acabó de culiar, perdón de licuar, es que rica malteada licuada - culiada.