Era la fecha de un partido de la selección Colombia en
eliminatorias para el mundial, Camilo como siempre preparado para verlo en su
casa, su novia lo dejaba solo a ella no le gustaba el fútbol a mí
tampoco pero me encantaba pasar tiempo con él, ya lo había acompañado
no solo a ver fútbol sino también lo acompañaba cuando tenía
algún partido por jugar, aunque me tocara aguantarme todas esas palabrotas
que decían cuando jugaban, y hacerme pasar por heterosexual cada vez,
sacando una excusa diferente para no jugar con ellos, hacerme el que iba a
verlos jugar por desparche, no porque me interesara verles las piernas o el
culo paradito y delicioso que tenía más de uno. Algunas de las novias, iba
de vez en cuando, a algunas si les gustaba el fútbol y se vestían también con
los uniformes de los respectivos equipos, muchas se veían sexys; cuando iba la
novia de Camilo, ella era de las más bonitas, y le tocaba verse muy bien ante
las demás, pues más de una le tenía ganas a Camilo, todas ellas sin pensar si
quiera con quien era que más se divertía y celebraba los partidos que tenía. En
esta oportunidad ella no había querido acompañarnos, dijo que prefería visitar
a la familia o irse de compras; yo encantado que ella no estuviese,
porque así podría tener una tarde de fútbol como me gustaban.
El partido comenzó, como era de esperarse al principio todo era
lento y no pasaba nada emocionante, al principio le puse un poco de atención al
partido, pero como me sucedía siempre que tenía ese tipo de plan, yo resultaba poniéndole
más atención a la entrepierna de su jean, a la que siempre llevaba su mano
cuando pasaba algo que a él le causaba emoción, yo me confundía, porque cuando
le ponía un poco de atención al partido, las faltas que se cobraban con
barrera, me causaban mucho morbo, y no sabía que era más interesante de ver, si
una barrera de jugadores deliciosos agarrando sede de la cintura o protegiéndose
el paquete; o, ver a Camilo haciendo esos mismos gestos como si el balón fuese
a saltar de la pantalla. El partido avanzó en medio de algunos acercamientos de
ambos equipos, que para mí dicha provocaban que algo creciera en el pantalón
de Camilo, y eso era algo que a mí me encantaba ver y sentir, y ya pronto
estaría por cumplirse los 45 minutos del primer tiempo, y ese receso, era una
oportunidad perfecta para dejar fluir toda esa pasión del fútbol.
El árbitro central hizo sonar el silbato, anunciando la culminación
del primer tiempo; un partido que hasta el momento el marcador se mantenía 0-0,
ese silbato también era una señal para Camilo y para mí, ya conocíamos la
rutina y sabíamos que hacer en ese instante, él volteaba a verme, se acercaba a
besarme mientras se desabrochaba su pantalón y lo bajábamos hasta las rodillas,
o a veces él se bajaba el pantalón y yo lo ayudaba con el bóxer, para ver como
su verga se erguía de forma automática, mostrando su imponencia y deseos de ser
lubricada; en esto yo ya me estaba preparando y tenía bastante saliva en mi
boca, que me dejaba el beso que nos habíamos dado segundos
antes, dirigía mi boca hasta su verga, abrazándola con mis labios
totalmente y comenzar a chuparla desde la raíz hasta la punta; mientras me ponía
a sus pies arrodillándome, estando más cómodo para tragarla toda de un solo
bocado, esa verga me encantaba, y la chupé, lamí, mamé, me atragante con ella,
no podía dejar de hacerlo esa verga era de exquisita proporción, con unas venas
a las que parecía no caberle una gota más de sangre por ellas. Yo recorría esas
venas con mi lengua, mientras que con mis labios disfrutaba cada uno de sus centímetros,
de arriba a abajo y viceversa, chupándola de la forma que según Camilo ninguna
de sus novias lo hacía.
Me agarre de sus muslos mientras él me tomaba de la cabeza, para
que yo no dejase de mamarla, yo con más fuerza seguía mi consumo de verga, lubricándola
con mi saliva, chupando sin cesar, intentando con mis labios y lengua llegar
hasta sus huevas, que eran las únicas que me tentaban a sacar ese tetero de
boca.
La tome por la mano, para masturbarla un poco mientras me
deslizaba por sus huevos, lamiéndolos y saboreándolos, ellos se adueñaron de mi
lengua y boca por un buen momento, y su verga de una de mis manos, dejándome la
otra libre para acariciar sus piernas y nalgas de futbolista que tanto me
gustan, que incluso cuando Camilo tiene pantalón o sudadera provoca
perderse en su entrepierna disfrutando todo lo que tiene ese gran paquete. Ya
al momento de calcular que el receso se acabaría y empezaría el segundo tiempo
del partido, volví con mi boca a atragantarme de esa verga, ahora chupándola
con mas ímpetu, queriendo obtener de ese manantial el fruto de lechita caliente
que tanto me gusta, el ritmo de la mamada lo volví más acorde a lo que yo quería
conseguir, obviamente que Camilo también quería lo mismo y se dejaba complacer
totalmente, y me tomaba de los hombros para mostrarme su satisfacción y también
para que al momento justo apretármelos y yo darme cuenta que era el momento de
mi recompensa y disminuir la velocidad para disfrutar con mi lengua como su
leche fluía con tal fuerza por los respectivos conductos en la verga y me
inundaban la boca de su semen calientico y espeso que saboreaba como el
mejor manjar, sin dejar desperdiciar ni una sola gota, no retiraba mi boca
hasta sentir que ya no estaba fluyendo más su semen, luego si sacaba esa verga
de mi boca y limpiaba con mi lengua cualquier residuo de saliva y esas ultimas
gotas que escurren al final.
Él se levantó, fue por unas cervezas, pero antes de tomarlas me
dio un gran beso, siempre le gustaba sentir el sabor de su semen en mi boca
después de una buena mamada; luego destapaba las cervezas, tomaba un buen trago
y se acomodaba para el segundo tiempo, esta vez el jean ya le estorbaba así que
se quedó con la pantaloneta del mismo uniforme que tenía la selección en ese día.
Sonó el silbato anunciando el comienzo de la otra mitad del partido, lo que haría
que Camilo volviera a concentrarse en el fútbol, yo por mi parte aunque no me
interesaba quienes ganaran y como, si me beneficiaba de un buen resultado. No
faltó mucho para que Colombia hiciera el primer gol, aunque preciso en ese
instante yo estaba distraído mirando los vellos de sus piernas, y pues claro me
asustó cuando saltó gritando el gol, y cantándolo a todo pulmón, le compartí su
alegría interesándome en como fue el gol; él ya sabía que yo a veces me
distraía morboseandolo y no le importaba, simplemente cuando yo me mostraba
interesado pues me explicaba, y me metía en el cuento del fútbol; la alegría
del triunfo momentáneo estaba dando sus beneficios ya que a mí me abrazaba y me
llenaba de besos.
Seguimos tomando más cerveza y mirando el partido, pues ahora el otro
equipo estaba atacando con mayor fuerza, lo que me produjo un mayor interés en
el partido, estaba viendo un partido con emoción y buen fútbol y no lo que nos tenía
acostumbrado los antiguos partidos de Colombia, mucho toque y nada de nada; a mí
me encantaba cuando los partidos iban bien porque mi recompensa al final era súper.
Faltando 10 minutos para finalizar el partido, Colombia metió otro gol, esta celebración
ya no me cogía desprevenido ahora yo también lo celebraba, claro sin dejar de
pensar en que ya faltaba poco para acabarse el partido, Falcao me estaba dando
una tarde de fútbol como me gustaban, y que tanto esperaba desde que Camilo me pidió
que lo acompañara.
El partido terminó 3-0, la emoción de la victoria sobresalía de
aquella pantaloneta azul, yo no podía esperar más mi trofeo, Camilo se levantó
y se arrodilló frente a mi sobre el sofá en el que estábamos sentados, dejando
su paquete frente a mi cara, se quitó la camiseta y como sabia lo mucho que a mí
me gustaba su torso, me tomó de las manos y las llevó hasta su pecho, yo de
inmediato lo acaricié, mientras el me quitaba mi camiseta y se agachó para
besarme mientras nos acabábamos de desnudar, al terminar de hacerlo, me levantó
y me alzó para que yo me abrazara de su cuello y de su cintura con mis piernas,
me llevó hasta un sillón, donde dejo reposar mi espalda, estirando mis piernas
formando una gran V, acercó ahora su verga tanteando con ella el culo
donde iba a entrar, me escupió mientras veía como me dilataba y miraba excitado
como mi culo le decía que sería bien venido, se acomodó mejor para ahora si
penetrarme en forma lenta disfrutando de ese caluroso hogar para su verga, una
vez que sintió que la había metido toda, me volvió a alzar, asegurándose de
tener el control absoluto sobre mí, posición que me encantaba ya que me
mostraba la fuerza de mi pareja, Camilo se movía bastante bien cuando me alzaba
y si se cansaba de la posición volvía a poner mi espalda sobre algún mueble y así
concentraba toda su fuerza en darme verga, en este día me mantuvo un buen rato
en V, mientras que me besaba las piernas, su cara denotaba la alegría del
triunfo de Colombia y aunque no era ninguna final de copa, yo estaba recibiendo
toda la gloria, sacó su verga un momento tan solo para darme la vuelta y
arrodillarme sobre el sillón poniéndome en cuatro y penetrándome de nuevo, esta
vez no con deleite, ahora era con total arrechera, esa verga que me empujaba
con tal fuerza que si el sillón no estuviese contra la pared, seguro se hubiese
volteado. Cuando me tenía en esta posición sacaba su verga en algunos momentos
para darme merecidos latigazos con ella, los cuales me encantaban, me hacían
sentir lo dominado que estaba ante esta delicia de miembro. Me dio verga sin
piedad haciéndome gemir de placer. Ya cuando tenía ganas de venirse me acostó
sobre el sofá, sentándose sobre mis muslos, masturbándose con una mano y con la
otra masturbándome, esto hacia que yo me viniera mas rápido, me encantaba la
mano que me daba; me vine con mucha fuerza; al verme venir él lo hizo también,
con la misma fuerza que lo había hecho en mi boca, su semen ahora se derramaba
sobre mi cara, mi cuello y mi pecho, sus últimas góticas fluyeron sobre mi
ombligo.
Camilo se levantó, buscó algo para limpiarme, nos vestimos y
salimos a encontrarnos con su novia que nos estaba esperando en el centro
comercial.
muy bn es historia bacana
ResponderEliminar