Que Descarado

martes, 12 de junio de 2012

Hombre de acero

Ya era tarde de la noche, estaba cansado, ese día nos habían sacado la mierda en el ejercito, nos tuvieron
volteando demasiado; pero aún así me sentía arrecho, con el calor tan bestial que hacía en el batallón me sentía peor y rodeado por tantos lanzas que estaban con mejor cuerpo del que ya tenían antes de ingresar a prestar servicio militar, todos ellos de 18 años, de 20 años por mucho; estábamos acostados en los camarotes del alojamiento, pero cono lo inquieto que me sentía salí sin que se dieran cuenta para ir hasta las duchas, quería una ducha de agua fría que me calmara un poco; cuando llegué a las duchas escuché que alguien mas se estaba bañando, para sorpresa mía se trataba del suboficial encargado, pensé enseguida en devolverme, pero la tentación de verlo a él en la ducha era grande; él era el ejemplo de nosotros los reclutas, como nos decían; pues era como de 2 metros de alto, bastante fornido, su voz producía respeto y cuando nos ponía a voltear como ese día, teníamos que aguantar tanto como él, claro muchos no podíamos seguirle el paso, pero siempre era un aliciente que él nos demostrara que no nos pedía ningún ejercicio o marcha que él no pudiera hacer, y para mi me motivaba ver su culo cada vez que hacíamos flexiones de pecho, ya que se podía notar esa gran curva que se producía con sus nalgas; o al verlo hacer flexiones de pierna, verle marcarse esos muslos; ahora estaba mi oportunidad de apreciarlo sin ese uniforme ajustado, que le marcaba esa espalda ancha y esos brazos que parecían romper la tela de las mangas, esas botas que hacia sonar cada vez que se ponía firme, y esa boina que le daba tanta presencia y autoridad; entré a las duchas despacio para no hacer ruido y procurar que él no me viera, conté con la suerte estas duchas no poseían puertas así podría asomarme lentamente sin que me notara; allí estaba él de frente hacia mi, enjabonándose la cara mientras que el agua caía sobre su espalda; me hice para atrás un poco, pensé que me habría visto, pero afortunadamente tenia los ojos cerrados protegiéndolos del jabón, pude observar lo que yo quería, su verga colgando, se veía larga a pesar de estar dormida; luego el se dio la vuelta para enjuagarse la cara, de esta forma pude apreciar su espalda ancha y bien tonificada; de pronto me llevo el susto de mi vida cuando me dice con esa voz de mando, "acérquese soldado"; no tenia mas opción había sido descubierto, me acerqué como me ordenó, yo no podía ocultar que lo que veía me gustaba pues aunque estaba nervioso por haber sido descubierto, mi toalla se había levantado mostrando lo excitado que yo estaba; me tomó de los hombros, me acercó y me inclinó, ahora estaba frente a su verga que se comenzaba a levantar invitándome a que la chupara, él ahora tomándome de la cabeza me la acercó mas aún, cosa que yo aproveche para comenzar a lamerla, estaba deliciosa, y dura, se sentía que ese órgano también era muy bien ejercitado; yo aproveché para tomarlo de las piernas, también  igual de fuertes, luego subí mis manos a su cola, quería desde hace rato comprobar si la tenia tan fuerte como todos sus músculos; se hacia llamar entre sus lanzas el hombre de acero, efectivamente lo era, hasta su verga parecía un órgano totalmente de acero; luego de un momento de disfrutarla él me levantó y me puso contra la pared, agachándome lo suficiente como para dejar mi culo en una posición indicada, el agua caía sobre mi mojando toda mi espalda y deslizándose por mis nalgas,  él comenzó a golpearlas con su verga, parecía como dandome latigazos, seguido de unas nalgadas; luego ya se preparaba para meterme la verga, así que me inclinó un poco mas, yo estaba dilatado desde que lo vi en la ducha, así que esa verga entró sin piedad, llenandome de placer, sus movimientos eran tan fuertes que me tocaba sostenerme de la llave del agua, me penetró un bastante rato cogiéndome de la cintura, para que yo no me moviera mas de la cuenta cada vez que el golpeaba sus muslos contra mis nalgas enterrándome tremenda verga, yo sentía que me lanzaba contra el baldosín que cubría la pared de las duchas cada vez que me atravesaba como buen lancero; luego me retiró de un solo movimiento y me postró de nuevo ante su verga, que ahora bombeaba hacia mi cara todo su semen, sentí como su leche golpeaba mi rostro por la fuerza con la que salía; apenas terminó su orgasmo se dio media vuelta, tomó su toalla y salió de las duchas, yo me quedé masturbándome para venirme y desahogarme mientras que tenia ese semen tan anhelado en mi cara, me vine intensamente chorreando la pared de la ducha que estaba frente a mi; me quedé un momento lavándome para volver rápidamente al alojamiento.

3 comentarios:

  1. Que buena historia en el ejercito, cuantas otras estan por contarce

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  2. que buena historia cuentame donde fue y si tienes mas historios o redes sociales para seguierte mejor que dices

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  3. Muy buena historia, pero deberías cambiar el fondo es un poco difícil leer, la letra blanca se confunde con el fondo. ;)

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