Llegué a la estación de transmilenio de
la calle 57, ya habían pasado 15 minutos de la hora acordada para la cita,
afortunadamente Oscar tan solo llevaba 5 minutos esperándome, salí de la
estación para encontrarnos saludándolo
con un apretón de manos y mi típica sonrisa al llegar tarde; él se veía tan
lindo como en las fotos, un pollito de 23 años, bajito creo que de 1,68 mts,
espalda ancha, porte varonil y tierno; los bajitos siempre me han parecido tiernos,
es chistoso como alguien bajito anda de pelea con el mundo, seguramente porque
todo les parezca muy alto para ellos o qué sé yo, pero hasta ahora cada gay que
he conocido de menos de 1,70mts tiene un problema serio con el mundo y andan peleando
incluso solos, a todos les escucho las
mismas frases "los perfumes más finos vienen en frascos pequeños" y
si uno lo quiere bajar de esa nube pues le responde " y las muestras
gratis también" aunque como ya se saben esa respuesta lo que ahora
dicen es que los venenos más poderosas
vienen en dosis pequeñas; en fin Oscar me encantaba por esa cara de tierno y
malvado morboso que tenía, me encantaba
y yo quería probar que tan bueno era en la cama. Caminamos hasta la residencia, hablando un poco, una conversación fluida, nada morbosa pero
sin una sonrisa de parte de él, ya me
estaba chocando eso, pero bueno no suelo cambiar los planes por algo así, pues
a lo que venimos vamos y nos venimos; entramos al lugar, él pagó el rato
mientras yo pedía un par de cervezas en lata y unos condones, nos sentamos en
la cama mientras nos quitábamos los zapatos y esperábamos que nos trajeran las
cervezas, los condones, toallas y el típico jabón chiquito; el chico
no se demoró mucho con las cosas y fue
bueno pues yo ya me estaba estresando por esos segundos de silencio entre cada
pregunta de cajón que obviamente ya nos habíamos hecho cuando chateábamos.Listo, sin interrupciones en el camino,
él se me lanzó a besarme, me tumbó sobre la cama, wow que forma de romper
tensión, destapó las cervezas y tomamos
un trago, luego otro y el tercero lo recibí de su boca, el amargo de la cerveza
empezaba a saber a sexo, le quité su camisa tipo polo, él lampiño más blanco
que yo y de pectorales grandes, como me encanta un pecho ancho que se note la
forma, que provoque pegarse a esas tetillas a mamar en busca de leche; lo tiré
contra la cama a besarlo mientras que mis manos recorrían su torso buscando los
botones de su pantalón, encontrándome
con la sorpresa de la ausencia de ropa interior, este pelao me ponía a mil con
cada prenda que la quitaba, una verga de un tamaño normal ósea entre 17-18 cms,
algunos vellos muy cortos alrededor, piernas también con pocos vellos y
gruesas, se le notaba que se ejercitaba
sin ser marcado. Él quería que yo lo contemplara, sabía que a pesar de ser
bajito tenía un cuerpo masculino que arrechaba mucho, por eso me dejó tomar el
control por ese instante, en el que pude besarlo, chuparlo, lamerlo, morderlo, degustarlo,
desde sus orejas, pasando al cuello, el cual siempre despierta mi instinto de
vampiro, queriéndolo morder con fuerza, pero bueno eso es algo que sigo sin
poder hacer; luego seguí a su pecho donde sus tetillas totalmente duras me
dejaban jugar con mi lengua, su mano en mi cabeza me indicaba que podía morder,
este pelado me dejaba hacer lo que yo quisiera, así que después de divertirme
en su torso bajé buscando otro de los puntos que me producen mayor
excitación, lamia sus piernas mientras
que mis manos soltaban sus tetillas y se deslizaban a medida que yo bajaba de
las rodillas, yo me puse en cuclillas besando y chupando sus pantorrillas
mientras olía el aroma de piel. Llegué por fin a sus pies, se sentía algo de
sudor entre sus dedos, pasé mi nariz desde el tobillo hasta sus dedos, no tenía
un olor fuerte pero si se sentía un pie calzado con zapatillas y que había
sudado un poco, después de olerlos, mi lengua recorrió el mismo camino y al
alzar la mirada lo vi con esa cara placentera,
le gustaba tenerme a sus pies y yo feliz que me dejaran hacer con su
piel lo que yo quisiera; sin dejar de mirarlo metí en mi boca uno a uno cada
dedo de sus pies, pasando mi lengua en
medio de ellos, haciéndole ver que sus pies me excitaban muchísimo.Me acabé de desvestir y volví con mi
lengua a subir por sus piernas, ahora en busca de su verga y darle una buena
mamada; Oscar se incorporó y me tomó para ponernos de pie, me puso de espaldas,
me inclinó hacia la cama; yo enseguida flexioné un poco las rodillas para
quedarle a una altura justa, sentí luego como escupía sobre mi ano mientras que
con sus manos separaba y juntaba mis nalgas, cuando dejé de sentir sus mano,
supe que se estaría colocando el condón,
me ayudé abriendo mi culo, él escupió antes de meter su verga, de un solo empujón que hizo que me doliera
hasta el alma; mi primera reacción fue quitar mi culo pero Oscar me alcanzó a
coger de la cintura, luego me dijo que
la metería más suave, pero a mí ya estaba doliendo el culo y el dolor me
bloquea inmediatamente y hace que me cierre,
intenté relajarme para que él la volviera a meter pero era complicado,
hasta me empezaron a dar ganas de orinar del ardor que sentí. Yo quería esa
culiada y no iba a ir a una residencia a perder el tiempo, respiré y le dije
que la fuera metiendo más suave mientras me relajaba, así lo hizo, me penetraba
más suavemente, mi culo cerrado y
ardido, me dolía, yo tan solo apretaba
la sabana mordía fuerte mi brazo; finalmente me entró toda, Oscar comprendió
que debería esperar unos segundos para que
me dejara de doler tanto y
pudiera disfrutarlo, me ofreció disculpas por lo que había hecho antes, según
él, mi culo se veía tan dilatado que
daban ganas de mandarlo así de una; ya que yo lo tenía adentro el dolor seguía
pero se iba convirtiendo en placer, comencé a mover el culo despacio disfrutando
de aquella verga que tenía dentro, cuando Oscar sintió que podría moverse con
tranquilidad, siguió bombeándome con un
ritmo muy delicioso, se movía muy bien, por un momento pensé que sería un total
guache, pero sabía culiar rápido y lento, me daba momentos de descanso, claro
sin sacar su verga, luego dejó que yo me
acostara y él seguía encima mío dándome y dándome verga, paró un momento, nos pusimos de medio lado; que rica se sentía
esa verga entrando en esa posición, el
dolor ya había pasado, pero a medida que
me culiaba seguían esas ganas de orinar, yo estaba bloqueado por delante, atrás
estaba muy bien trancado, a mí no me importaba,
sentía mucho placer, una vez que la tengo adentro me mantengo dilatado y
el dolor se siente pero muy poco y en los momentos en los que la sacan y
vuelven y la meten, el movimiento dentro de mi culo alivia el ardor, Oscar a
veces me pasaba la mano para masturbarme
pero una vez que yo me haya bloqueado es muy difícil que se me vuelva a parar,
pensar que debo hacérmelo para, pensar que debo ser un buen polvo, pensar que
debo aguantar las ganas de mear, pensar que si se me para me darán más ganas de
orinar, pensar que el movimiento de su verga me hacía tener más ganas de mear,
pensar que si lo frenaba para ir al baño podría terminar con sus ganas de
culiar y estaba muy rico como lo hacía; yo puedo sentir mucho placer por atrás
y no me hace falta venirme, si me pasa algunas veces que resulto como las
neveras antiguas, frio por delante y
caliente por detrás pero funcionando muy bien, como pasivo aguanto mucha verga,
como toda la que Oscar me estaba dando, que pollo para moverse rico, lo cabalgué
un rato para que el descansara y aun así se movía, su verga era imparable, me di vuelta y una buena cabalgata de
espaldas hacía él, lo que le gustaba
para abrir mis nalgas y ver como mi culo se comía su verga enterita. Otro
cambio de pose y ahora me volvía a clavar en cuatro, su verga dura me masajeaba
por dentro dándome más ganas de orinar y yo que no quería para la culiada me
aguantaba, Oscar lo sacó un momento y me
dio vuelta para culiarme en pollo asado, ya me la podía mandar de una yo estaba
ya muy dilatado y el dolor era poco,
prácticamente entre que me doliera y las ganas de mear me preocupaba más
lo segundo; lo rico de la posición de pollo asado es que le entra de una, se ve
como entra, se ve la cara de placer al
otro y lo más importante, entra toda; yo
intentaba que él no me tocará mi región pélvica, mi vejiga estaba a reventar y
esto no es como cuando uno está en la calle y busca un palo y listo orina, en
este caso el palo más cerca era de carne y estaba dentro mío; para cuando ya no
aguanté más me tocó ponerle las manos en el pecho y pedirle un descanso para ir
al baño, le dije que estaba que me
reventaba por mear, él movió un poco su
verga pero no la sacó, me dijo que lo
hiciera así como estábamos, yo quedé impresionado eso significaba que yo me
orinaría sobre mí mismo, yo no había pensado siquiera hacer algo así, él no dejó de darme verga y siguió
moviéndose, no le importó para nada,
estuve a punto de alejarlo y pararme al baño pero pensé y me relajé, si a él no le importaba ¿por qué a mí sí?
Dejé fluir mi agüita amarilla sobre mi abdomen y pecho mientras él me daba más
verga, cuando Oscar me vio meandome, se acostó sobre mi mojándose también, esto me arrechó al ciento por uno, lo abracé
y sentí al macho con el que culiaba, decidido, des complicado, arrecho,
morboso; haber orinado así, fue más placentero que haber tenido múltiples orgasmos, no me vine con lechita
blanca sino con agüita amarilla y a mi activo le encantaba; entonces se
incorporó dejando sus manos en mi torso restregándome mis miados, y culiandome
con más fuerza, hasta verle en la cara que estaría por venirse, sacó su verga,
se quitó el condón y se derramó sobre mí, con tal fuerza que su lechita llegó a
mi boca, probé su sabor dulce, mientras
él con sus manos lo pasaba por mi pecho hasta llevarlo también a mi boca,
volvió a acostarse sobre mí, nos besamos compartiendo su semen con nuestras lenguas y descansamos un poco de
tremenda culiada, yo totalmente satisfecho lo seguí abrazando y consintiendo.