Que Descarado

viernes, 25 de mayo de 2012

Una experiencia religiosa

Estaba revisando mi perfil en una de las paginas de contacto gay mas conocidas cuando vi un mensaje donde me decía que quería conocerme; su perfil no tenia foto ni su perfil hablaba mucho de él, pero aun así seguí conversando con él hasta que concretamos un encuentro en una cafetería; nos encontramos, un hombre como de 40 años, mas o menos 170 de estatura, trigueño, se veía un hombre muy serio, fue muy discreto conmigo y muy amable, luego de una conversación bastante interesante me dijo que el era un sacerdote de una iglesia cercana a esa cafetería; yo la conocía poco, había entrado algunas veces cuando viví cerca de ella, siempre tuve curiosidad por hablar y conocer a alguno de sus curas; ya entrando en confianza él me dijo que lo acompañara a su habitación, entramos a la casa cural, él le dijo a la recepcionista que yo era un familiar que lo va a acompañar un momento a la habitación por unos libros, subimos hasta el tercer piso, eso parecía mas un hotel que una casa cural, entramos a su habitación; primero había una sala, llena de estantes con libros y muchas imagenes de jesus, su séquito de virgenes y todos sus santos, eso me incomodó un poco pues yo era cristiano y para mi todo eso era idolatría, seguimos hasta la alcoba, esta también tenia muchas imagenes por todas partes incluso tenia un divino niño en una repisa en la cabecera de la cama no le preste mas atencion a ese tema; entonces  me acerqué lo tomé de los brazos y fui llevando mi boca hasta la suya le di un beso bien apasionado, al ver la reacción de él supe que estaba esperando que yo hiciera eso, me tomó por la cintura, me acercó mas y me siguió besando, mientras que me desabrochaba el pantalón, yo hice lo mismo con su camisa, él se sentó al borde de la cama para besarme el abdomen, me gustaba la forma tierna y cálida como lo hacia, lo subí completa mente a la cama para desvertirlo completa mente, ya estando acostado se percató de la imagen del divino niño así que me detuvo un momento mientras sacaba de la habitación ese pequeño ídolo ignorando las demás imagenes de santos y vírgenes; luego volvió y comenzó a besarme con mas pasión, yo hice lo mismo, lo tomaba con fuerza, quería que sintiera a un hombre en su cama, le besaba de pies a cabeza, sentía como se estremecía de placer; era como si un demonio de lujuria nos hubiese poseído, el me agarraba con gran fuerza pidiendo me mas, luego empezó a chuparmelo, parecía que me quisiera sacar el alma por medio de mi miembro, yo lo tomaba de la cabeza guiándolo en el movimiento, ya yo no aguantaba mas tenia que penetrarlo, lo tomé de la cintura le di la vuelta, él ya sabia lo que yo le haría así que levantó la cadera mientras que con sus manos abría sus nalgas invitándome a entrar, lubriqué con mi saliva y así poco a poco lo fui penetrando, ya cuando vi que estaba todo adentro ese demonio de lujuria tomó mas fuerzas y comencé a darle con mas ferocidad, él solo me pedía que le diera mas duro y entre mas me lo decía mas arrecho me ponía, ya estaba en el punto de no aguantar mas para venirme así que saque mi pene, quería verlo a los ojos cuando llegase a la cumbre del orgasmo entonces lo puse a él boca arriba para derramarme sobre su pecho, él parecía que estaba siendo bañado por manjar de dioses, su cara era de puro placer, sonreía como un niño que consigue el juguete que tanto quiere, espere a que se masturbara y se derramó también sobre su pecho; yo estaba contento había tenido a un sacerdote totalmente poseído por la lujuria y el desenfreno totalmente dispuesto a mis deseos; enseguida nos levantamos y nos aseamos, el volvió a poner al divino niño en la cabecera de la cama, tomó un libro y me guió hasta la salida haciendo la escena que me instruía sobre este libro.

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